El arte popular cusqueño es el resultado del encuentro de dos mundos, de la fusión de la ancestral cosmovisión andina con la visión europea del mundo de los siglos XIV y XV. Pero al valor de este resultado sincrético se le suma la calidad, la técnica, la notable destreza propia de sus artesanos, en cualquiera de sus expresiones: textilería, cerámica e imaginería, así como en la platería y la cerería.
En el barrio de San Blas se producen las famosas esculturas de santos, vírgenes, arcángeles y santiagos con cuellos alargados, confeccionadas con pasta de harina de trigo, arroz y yeso, consideradas verdaderas piezas de colección.
En Chinchero, a 30 km del Cusco, la tradición tejedora se mantiene muy fuerte a pesar de lo cambios que rápidamente han sido introducidos. La clásica manta de Chinchero muestra áreas coloridas en contraste con otras áreas de colores lisos. Las tejedoras de los pueblos se refieren como “pampas” a las áreas de los tejidos de color liso. En quechua, la palabra pampas se refiere a las altas planicies de tierra no sembradas. Las mantas están generalmente tejidas en dos secciones, requiriendo que se haga un telar separado para cada mitad. Ambas mitades son cocidas juntas para hacer la manta completa.
Catalogo artesanías cusqueñas.
